martes, 16 de marzo de 2010

Tonta Ella, Tonto Él: Boxeo Interactivo


El Circo estuvo el otro día en el Teatro (ya saben... la versión antigua del 3-D) y vimos en el Infanta Isabel "Tonta Ella, Tonto Él", una obrita que no tiene más pretensión que entretener, y a ratos. El problema de la obra es que a veces (muchas) toca topicazos que ya están muy manidos acerca de las relaciones de pareja, pero un así la cosa tiene su punto. Convertido en una especie de combate de boxeo, cuya anunciadora de rounds es Deborah Ombres y una pantalla con animaciones, la obra cuenta la historia de un chico y un chica que se conocen en los baños de una discoteca y la cosa avanza hasta el punto de hipotecarse juntos, con los problemas que ello conlleva... Evidentemente, los amigos de la pareja serán los que lleven la relación a través de las llamaditas de teléfono... y el espectador tendrá que votar con las escobillas de colores que le entregan a la entrada... y sí, han leído bien: Entregan escobillas a la entrada. Y un test que te pregunta cosas en plan "¿quiénes son Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte?"
Respecto a las actuaciones, vemos a Canco Rodriguez tan encasillado en el papel del Barajas de "Aída" y a Cristina Urgel (constipada, la pobre...) tan encasillada en el papel de Patricia Conde de "Sé lo que hicísteis" que parecía que estábamos viendo la tele un domingo por la noche... sin embargo, destacamos estos momentos:
  • El chiste del autobús no tiene precio.
  • Queremos saber qué es la hormigonera.
  • ¿De verdad todavía quedan solteros obsesionados con Lara Croft?
  • El uso del azul y el rosa está muy bien aprovechado. Esto es una ironía.
  • Ni qué decir tiene que el papel higiénico debería optar al Max de Teatro al Mejor Actor Secundario. También al Fotogramas de Plata.
  • El momento Kristian Pielhoff podría haber sido el cúlmen de la obra... SI NO HUBIERA FALLADO EL SONIDO. Así que...
  • ...Lo mejor: La entrega del paquete por la mensajera, lo que nos hacer llegar a la conclusión de que...
  • ...En el fondo, LA OBRA LA SALVA LA OMBRES.

En fin, una pena... Aunque el rato que se pasa es agradable, nos da la sensación de que la obra podría haber dado más de sí y de tener que haber sido más retorcida... que había momentos en los que parecía que estábamos viendo las matrimoniadas de José Luis Moreno...

Hala, hala, mañana más...

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